El proceso de impeachment a Dilma Rouseff, que realizó el Parlamento por haber incurrido en maniobras fiscales disfrazando el déficit real de la administración pública de su gestión, termina con el mandato de la primera presidente mujer de Brasil , asumiendo como mandatario interino por dos años Michel Temer del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB). Tras esta crisis de inestabilidad política e institucional, el pueblo brasileño se expresó en las urnas y ya tiene un nuevo Gobernante electo democráticamente: Jair Bolsonaro por el Partido Social Liberal (PSL). Resultado que arroja un cambio radical hacia la extrema derecha.
¿Quién es Jair Messias Bolsonaro?. Será mandatario presidencial a partir del 1 de enero de 2019, tiene 63 años, es oriundo de Campinas (Estado de San Pablo), optó por el Servicio Militar y en 1977 se graduó en la principal escuela de formación de oficiales en Brasil. Estuvo apenas una década por haber liderado una protesta por el bajo salario de los militares que le costó dos procesos disciplinarios y días de prisión. No tuvo una carrera militar distinguida. Luego, inicio su carrera política entre el Legislativo Regional de Rio de Janeiro y la Cámara de Diputados de Brasil, donde ha dejado en claro que es un ferviente defensor de la dictadura militar que gobernó Brasil entre 1964 y 1985, por considerar que NUNCA SE RESOLVERÁN LOS GRAVES PROBLEMAS SOCIALES CON LA DEMOCRACIA IRRESPONSABLE. Además, así como no esconde su añoranza por la dictadura militar tampoco sus posiciones muy marcadas de tinte machista, racistas y homofóbicas que ha demostrado en sus declaraciones.
Pero para entender la ascensión al poder del ultraderechista es menester saber de qué sectores de la sociedad recibió el apoyo implícito o explícito. Entre ellos, el sector empresarial, que luego de las elecciones del 7 de octubre, se han manifestado en el mercado. Tal es el caso, de la Bolsa de San Pablo, que registró una sorprendente alza en sus movimientos comerciales. También, debe destacarse que parte del discurso del candidato estaba dirigido a este sector por sus ideas de privatizar empresas estatales, un plan fiscal, simplificación tributaria, etc. El sector de la Iglesia Evangélica, quien se ha sentido identificado con el candidato presidencial, si bien se describe como católico, pero su retórica y su slogan es “Brasil por encima de todo. Dios por encima de todos”.
También estaban aquellos que encarnaban el hartazgo al Partido de los Trabajadores y a la corrupción que debilitó el sistema institucional político, económico y social de Brasil. Fue una oportunidad para Bolsonaro, que no se encuentra relacionado a ninguna causa de esta índole. Y otros, que sumergidos en la preocupación por el incremento de la violencia en las calles y la presencia de bandas criminales definieron su voto por la propuesta de la mano dura.
La política doméstica de la gestión Bolsonaro promete una reforma de la estructura del Estado que significaría la reducción de 29 a 15 ministerios, con ello la fusión de determinadas carteras; un programa de saneamiento de las cuentas públicas, reducción de la deuda y hasta una posible independencia del Banco Central. En materia de Justicia, promete tomar medidas que permitan poner en marcha una intensa lucha contra la corrupción y el crimen organizado, de tal forma que optó para que sea parte de su gabinete, el Juez Serio Moro. Quién encarceló a Lula Da Siva y condujo las mayores investigaciones contra la corrupción como es el caso de “Lava Jato”. Pero ahora que será Ministro, su salida del Poder Judicial marcarán un antes y un después en la pesquisa de la enorme trama de desvío y blanqueo de dinero público usando la petrolera estatal “Petrobas”.
En materia internacional, genera expectativas de cómo será su comportamiento, dado que su campaña estuvo enfatizada en el programa nacional. Aunque el candidato expresó prioridades con Estados Unidos, Israel y Chile. Tiene una gran admiración por el Presidente de los Estados Unidos de América, Donald Trump, aludiendo a la frase: “él quiere un EEUU grande, yo quiero un Brasil grande”, con quien trabajaría codo a codo en el hemisferio. Con Israel mantendría los lazos en materia de defensa y seguridad, principal proveedor de bienes y servicios en ciberseguridad, entre otros. Y con Chile, país al que realizará su primera visita luego de su triunfo como presidente, hecho que significaría la ruptura de la tradición de un nuevo presidente de Brasil de visitar a la Argentina. Si se concreta, es una declaración de visión global y estrategia política y económica, ya que un Jefe de Estado define los aliados más importantes en la agenda de política exterior.
El futuro Ministro de Hacienda, Paulo Guedes, manifestó en varias oportunidades que el bloque regional fundado por Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay es restrictivo porque impide comerciar unilateralmente con otras regiones. Por ello, el MERCOSUR no se encuentra dentro de las prioridades, sin embargo, no significa que saldrá del bloque. Sí que pretenden realizar acuerdos comerciales no sólo con los países de Latinoamérica, sino que apuestan a una mayor diversificación de mercados en el mundo.
Sin embargo, vale decir, que genera incertidumbre en la Argentina no saber qué actitud tomará Brasil con respecto al Mercosur, ya que es el principal destino de las exportaciones del país. En tanto que Chile, Colombia y Paraguay deberán ser cautelosos y de acuerdo cómo vean que se encamina el gobierno conformar alianzas estratégicas.
Para el exmilitar, el medio ambiente no es una prioridad y así lo dejó claro durante la campaña. Cuestionó el Acuerdo de París, alegando que ponía en peligro la soberanía nacional, desestimó el ecologismo y afirmó que no habría “ni un milímetro más de tierras para los indígenas». La razón de ello, es por el apoyo de uno de los sectores autodenominados “Coalición Carne, Biblia y Bala”, que, en línea con sus intereses económicos, defienden la desforestación como mecanismo para abrirle paso a lo que llaman “progreso”, es decir, a las actividades ganaderas, entre otras.
La ola de liberales identificados con la derecha en América Latina se está haciendo cada vez más latente, tras las nueve elecciones presidenciales que fueron ganadas por candidatos liberales identificados con la derecha como Argentina, Colombia, Costa Rica, Chile, Ecuador, Honduras, Paraguay y Perú, con la única excepción del izquierdista Andrés Manuel López Obrador, que se impuso en México y cuya influencia hay que tener en cuenta, dado su peso regional y económico.
Una vez que asuma el mandato presidencial, Jair Bolsonaro se verá si las propuestas durante su campaña fueron sólo para captar a ciertos sectores del electorado o realmente se llevarán a cabo. Tal es así, que las expectativas y la incertidumbre es enorme, y más para la Argentina que hoy, es el único vocero de la región ante las potencias mundiales y por el rol relevante que ha tenido con la presidencia del G-20. Pero lo más importante, es que Brasil siga siendo el principal socio comercial de nuestro país. Sin embargo, a partir de enero hay que estar atentos cómo se mueve el tablero del escenario internacional de acuerdo a los intereses de cada nación.
Escribe Patricia Aquino, Licenciada en Gobierno y Relaciones Internacionales.
Artículo publicado en la edición N° 41 de Revista ENFOQUE